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La mayor parte de la enseñanza moderna de profecías tiene como fundamento la semana 70 de Daniel. Muchos enseñan que Dios detuvo su "reloj" y empujó la semana 70 hacia el futuro para establecer una "Era de Gracia" para los "gentiles". A menudo se enseña que la semana 70 comenzará con el Rapto, el surgimiento de un Anticristo, el comienzo de la Tribulación y el cumplimiento de la mayor parte del libro de Apocalipsis. Todas estas enseñanzas se basan en una comprensión incorrecta de la historia. Este libro reconstruye los fundamentos de la historia y muestra cómo la enseñanza de la profecía debe modificarse para ajustarse a la historia.
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La idea de la tribulación de siete años al final de esta edad es fundada principalmente sobre la creencia que la 70ª semana de Daniel es todavía en el futuro. Este punto de vista es basado en un conocimiento incompleto de la historia de los años del siglo 19, establecido por los maestros del dispensacionalismo. Sus puntos de vista han sido refutados por arqueólogos, pero muchos no comprenden esto y han continuado enseñando las teorías incorrectas. Por esta razón, es importante que nosotros mostremos cómo las 70 semanas de Daniel (70 x 7 = 490 años) han sido cumplidas.
Hace años, cuando primeramente empecé a estudiar el tiempo histórico de las 70 semanas de Daniel, me encontré trabajando hacia atrás como tantos antes de mí habían hecho. Comencé con mi fecha supuesta de la crucifixión de Jesús y entonces regresé 490 años atrás al presunto principio del ciclo. Cuando me di cuenta de lo que yo estaba haciendo, hice un cambio abrupto en mi pensamiento analítico. Yo decidí investigar la historia para la respuesta histórica y entonces interpretar las Escrituras según lo que realmente pasó. Mis creencias cambiaron.
Jeremías había profetizado que Jerusalén permanecería en cautividad a Babilonia por setenta años. Jeremías profetizaba "en parte", como Pablo diría en 1 Corintios 13.9. Resultó ser sólo la primera fase de una cautividad mucha más larga, y llevó a Daniel para completar la profecía en la próxima generación.
Jeremías había ofrecido un yugo de madera (Jeremías 27.2) a la gente de Judá y Jerusalén, si ellos habrían estado de acuerdo con el juicio de Dios y hubieran sometido a Nabucodonosor. El dice en Jeremías 27.11,
Mas a la nación que sometiere su cuello al yugo del rey de Babilonia y le sirviere, la dejaré en su tierra, dice Jehová, y la labrará y morará en ella.
Sin embargo, la gente se negaron a someter al juicio justo de Dios y por eso ellos recibieron en cambio el yugo de hierro. El profeta Hananías era el portavoz para la gente en esto y por eso Jeremías 28.10 dice,
Entonces el profeta Hananías quitó el yugo del cuello del profeta Jeremías, y lo quebró.
Esto aseguró que el juicio sería más pesado y que la gente seria deportada a una tierra extranjera. Esto es cómo la ley de tribulación define el yugo de hierro (Deuteronomio 28.48).
Así, la cautividad de setenta años profetizada por Jeremías realmente era el tiempo de la cautividad del yugo de hierro. Después de setenta años, Dios puso a Babilonia en las manos de Media y de Persia, cuyo rey le permitió a la gente volver a Judea y Jerusalén, pero no como gente libre. Judá permanecía en cautividad de los persas, pero su cautividad estaba bajo el yugo más ligero de madera.
Fue revelado a Daniel (uno de los cautivos en Babilonia) que esta cautividad iba a ser mucho más largo que meramente setenta años. En Daniel 2 nosotros aprendemos del sueño de Nabucodonosor, que Daniel interpretó, que habría cuatro imperios distintos en sucesión que prolongaría esta cautividad al momento cuando el Reino de Dios se establecería.
Estos imperios eran: Babilonia, Persia, Grecia y Roma. A la parte romana fue agregada "un cuerno pequeño", es decir, otro centro de poder, que se explica en mayor detalle por Juan en Apocalipsis 13. Era una extensión del imperio romano después de su derrumbamiento en 476 d.C. Resultó ser Roma religiosa (papal), que iba a durar 1,260 "días" (es decir, años).
Entretanto, sin embargo, los líderes religiosos de Jerusalén se enfadaron por la cautividad prolongada, particularmente bajo Roma. En el primer siglo este descontento produjo la rebelión total de 66-73 d.C., resultando en la destrucción de la ciudad y la reintegración del yugo de hierro. Esto resultó en la diáspora (dispersión) judía, que esparció a la gente entre todas las naciones.
Este es el contexto de las setenta semanas de Daniel. Es el cuadro más amplio dentro de que nosotros debemos entender la profecía más específica de las setenta semanas.
Las setenta semanas iba a empezar con un decreto oficial del rey de Persia para "restaurar y edificar a Jerusalén" terminando con el "Mesías Príncipe" (Daniel 9:25). Aquí encontramos nuestro primer obstáculo histórico, porque había TRES decretos que hablan en cuanto a esta profecía.
El primer decreto fue de Ciro en 534 a.C., permitiéndole a la gente volver a la tierra vieja y reconstruir el Templo bajo Zorobabel. El segundo fue de Artajerjes en 458 a.C. que fue se decretado en el séptimo año del reino del rey. Este decreto mandó a Esdras que hiciera los sacrificios para la gente y para el mismo rey. El decreto es registrado en Esdras 7.12-26.
El tercer decreto fue dado en el 20º año de rey Artajerjes en 445 a.C. (Nehemías 5.14). Este decreto le envió a Nehemías que reconstruyera los muros de Jerusalén, para restaurarla a su condición original como una ciudad viable, defendible.
Como veremos, todos los tres decretos son importantes al intentar entender las setenta semanas de Daniel.
Se permitieron a la gente de Judá volver a su tierra en 534 a.C. Sabemos esto porque ellos empezaron a guardar sus años sabáticos desde ese año. Se mencionan tres años sabáticos en la historia después de esto, así que es sólo una cuestión de contar hacia atrás por siete para determinar el punto de origen.
Un año sabático es mencionado en 1 Macabeos 6.49 y versículo 53, fechado como el 150º año en el calendario de Seleucia usado por los griegos. Por nuestra cuenta moderna, éste es 163 a.C. Josefo menciona esto también en las Antigüedades de los judíos, XII, el ix, 5,
"Pero entonces sus provisiones les fallaron; las frutas de la tierra que ellos habían guardadas estaban gastadas, y la tierra siendo no arada en ese año, seguía no sembrada porque fue el séptimo año en que por nuestras leyes somos obligados a dejarla sin cultivar”.
El nos dice más temprano en párrafo 3, "Esto estaba en el 150º año del dominio del Seleucia." Ya que el primer año del cale ndario de Seleucia estaba en 312-311 a.C., el año 150 estaba en 163-162 a.C. Por lo tanto, se nos muestran cómo correlacionar el calendario de Seleucia con los ciclos sabáticos de los judíos.
Un año sabático es mencionado de nuevo respecto a Herodes el Grande en 37 a.C. en su guerra contra Antígono por el control de Judá. Josefo nos da una cuenta completa del conflicto entre Antígono y Herodes. Antígono era la selección de la gente, porque él era del linaje sacerdotal de los macabeos. Herodes tenía el apoyo del senado romano, pero él tenía que luchar con los judíos y capturar a Jerusalén para establecer su trono. Josefo nos da el tiempo de esta guerra contra Jerusalén en las Antigüedades de los judíos, XIV, el xvi, 4,
"Esta destrucción sucedió a la ciudad de Jerusalén cuando Marco Agripa y Galo Caninius eran cónsules en Roma, durante la 185º olimpiada, en el tercer mes, en la solemnidad del ayuno [Día de Expiación], como si hubiera vuelto una revolución periódica de calamidades como que ocurrió a los judíos bajo Pompeyo; porque los judíos fueron tomados por él en el mismo día, y esto después de que habían pasado veintisiete años”.
Esto es bien fechado y los historiadores están de acuerdo que esto pasó en 37-36 a.C. Josefo también nos dice en párrafo 2,
“...y esto ellos hicieron mientras un ejército poderoso los rodeó, y mientras estaban afligidos por el hambre y la necesidad de requisitos, porque esto pasó durante un año sabático”.
Así 37-36 a.C. era un año sabático, así también como el año 163 a.C. Había 18 años sabáticos entre esas dos fechas (18 x 7 = 126 años). Si seguimos contar hacia atrás por ciclos de siete años al tiempo de Ciro, cuando la gente empezó a guardar los años sabáticos, debemos concluir que el conteo empezó en el año 534 a.C.
No es posible fallar meramente uno o dos años. Las únicas otras fechas para considerar serían en los múltiplos de siete, o sea 541 o 527 a.C. Pero todos los historiadores están de acuerdo que 541 es demasiado temprano y 527 es demasiado tarde para el decreto de Ciro. Por lo tanto, la única posibilidad realista es 534 para el retorno de Judá del destierro. Cuando ellos volvieron a la tierra vieja, empezaron a observar sus años sabáticos.
Este es un punto de partida importante, porque Jesús nació 76 años sabáticos más tarde en Rosh Hashaná en 2 a.C. El número 76 habla de limpieza, y tomó precisamente 76 x 7 años para preparar el camino para el nacimiento de Cristo en Belén.
El retorno de Judá, entonces, ocurrió en 534 a.C., y el templo se reconstruyó en 515 a.C. Todavía no fue hasta las 458 a.C. que las 70 semanas de Daniel empezaron con el decreto de rey Artajerjes de Persia. Su decreto fue dado en su séptimo año (Esdras 7.8).También fue 76 años después de que se permitieron a la gente de Judá volver en 534 a.C. Fue el primero de siete períodos de 76 años hacia el nacimiento de Jesús.
El sitio de Jerusalén en 70 d.C. también ocurrió en un año sabático (69-70 d.C.). En parte, esto da razón del hambre en la ciudad durante ese verano, aunque otra parte del problema era que los extremistas destruyeron mucho de las provisiones.
A saber cuáles años eran los sabáticos nos ayuda en nuestro estudio de las setenta semanas de Daniel, que realmente son setenta años sabáticos de 458 a.C. a 33 d.C. Esto ayuda localizar con precisión el año de la crucifixión de Jesús, porque como veremos, El empezó Su ministerio en el medio de la septuagésima semana de Daniel y fue crucificado al final de las setenta semanas.
Los años sabáticos y jubileos empezaron propiamente con Moisés, aunque no hay ninguna duda que Dios ya había estado ejerciendo Su Plan según el calendario de jubileo de creación. Sabemos esto sobre todo observando la vida de Jacob que nació en un Jubileo y murió en un Jubileo a la edad de 147. En mi libro, Secretos de Tiempo, yo muestro que Jacob nació en el año 2108. El 43º jubileo fue 2107-2108 años desde Adán.
Su experiencia que cambió su vida en luchar con el ángel en Génesis 32 ocurrió en 2206, cuando él tenía 98 años. Este fue el 45º jubileo de Adán.
Jacob murió a la edad de 147 (Génesis 47.28), precisamente tres jubileos después de que él nació. Este fue el 46º jubileo de Adán.
La precisión de esto en el plano divino muestra que Dios tomó nota de los ciclos del jubileo, aun cuando los hombres eran ignorantes del plan. Después, Dios sacó Israel de Egipto en el año 2448 para prepararles entrar en la tierra prometida al principio del año 2450—qué fue el 50º jubileo de Adán.
Aquí, sin embargo, es donde se complica por pecado. Israel rehusó volver a su herencia en el jubileo, creyendo en el informe malo de los diez espías en lugar del informe bueno de Caleb y Josué. Sus jubileos nacionales y ciclos de los años sabáticos debieran de haber alineado con el calendario de jubileo de creación, y esto es lo que habría ocurrido si ellos hubieran entrado en la tierra según el horario del calendario de jubileo de creación. Sin embargo ellos entraron 38 años más tarde (Deuteronomio 2.14) después de pasar 40 años en el desierto. Por eso su calendario nacional no alineó con el calendario de jubileo de creación.
Sus años sabáticos empezaron cuando ellos entraron en la tierra 38 años tarde. Porque este número no es divisible por siete, ni sus sabáticos ni jubileos alinearon propiamente con el calendario de Dios.
Muchos siglos más tarde su calendario terminó con la cautividad babilónica. Cuando ellos volvieron en 534, ellos establecieron de nuevo su calendario con los ciclos de los años sabáticos. Aun así, ellos no guardaron ningún jubileo.
En Secretos de Tiempo, yo muestro cómo el año 465 a.C. (cuando Jerjes murió y Artajerjes empezó a reinar) fue el 70º jubileo de Adán. Siete años más tarde en 458 por decreto Esdras fue enviado, lo que marcó el comienzo de las setenta semanas de Daniel. Este nuevo calendario profético era solamente siete años mal alineado con el calendario del jubileo de creación. Los años sabáticos eran alineados, pero todavía había una diferencia de siete años entre los ciclos del jubileo.
Así, el 80º jubileo ocurrió en 26 d.C., mientras las setenta semanas (es decir, 10 jubileos) terminaron en 33 d.C. La semana intermedia formó la septuagésima semana de Daniel.
Originalmente hubo una diferencia de 38 años entre el calendario de Israel y el calendario de jubileo de creación, causada por parte de Israel de no entrar en Canaán en el 50º jubileo de Adán. Empero el juicio divino redujo esto a simple siete años. Dios encuadró sus años sabáticos con Su calendario, pero los jubileos seguían siendo mal alineados y todavía para ser resueltos.
Los maestros del dispensacionalismo de los 19º y 20º siglos no entendieron esta historia, y por eso ellos no comprendieron la 70ª semana de Daniel. Si ellos hubieran entendido que esto representó la diferencia de una semana entre los dos calendarios en la profecía de la Biblia, ellos lo podrían haber interpretado de una manera más exacta. Ellos asumieron que el “reloj”de Dios se detuvo al final de la 69ª semana, y que la 70ª semana fue empujada muy lejos en el futuro. El reloj, ellos dijeron, empezaría con un período de tiempo que ellos llamaban “la gran tribulación”.
Si ellos hubieran sabido un poco mejor la historia, ellos habrían visto que su modo de ver no era sostenible. En 26 d.C. Jesús tenía sólo 27 años de edad y no empezaría Su ministerio aún por tres años. El año de Su nacimiento, junto con el punto de partida de Su ministerio a la edad de 30 será demostrado en mayor detalle al continuar.