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Capítulo 3: Sabiendo por Experiencia

Yo he estado en muchas situaciones imposibles, sobre todo involucrando la provisión de Dios. Hace años, Dios realmente se reveló a mí, y llegó a ser donde yo sabia que si yo me encontrara algún día en el medio del desierto de Sahara, de algún modo Dios proveería, porque Él siempre lo había hecho. Él produciría maneras muy fuera de lo común de proveer al último minuto, a la undécima hora. Cuando todo parecía imposible, Dios lo hizo y pareció tan fácil.

Cuando usted tiene algunas experiencias de ese tipo en carne propia, usted sabe exactamente por experiencia que Él provee. No está sabiendo con un conocimiento cerebral. Usted está sabiendo por experiencia. Todos necesitamos llegar a tener esta conclusión por experiencia, y no sólo tener un conocimiento cerebral sobre lo que las Escrituras enseñan acerca de otros santos.

A menudo, nosotros pasamos por la vida en nuestra experiencia cristiana, y nosotros hablamos sobre las experiencias de los grandes hombres de Dios, pero estas experiencias no tienen nada que ver con nosotros. Nosotros sentimos que Dios hace esta clase de cosas con los santos bíblicos, pero no con personas ordinarias como nosotros. Empero estos hombres eran personas ordinarias, también. Nosotros los llamamos santos hoy, pero cualquier santidad que ellos podían haber logrado era totalmente a causa del entrenamiento de Dios. Nosotros tenemos que verlos como ellos eran, cuando nacieron, igual que nosotros, cuando ellos mojaron sus pañales al igual que como nosotros, cuando ellos eran así inmaduros nosotros éramos también. Nosotros necesitamos bajarlos a nuestro nivel. Esto no es para deshonrarlos, sino para hacer las Escrituras más accesibles a nosotros.

Recuerde, Elías era un hombre sujeto a pasiones (Santiago 5:17), al igual que nosotros. Saúl era como nosotros somos, Moisés era como nosotros somos. Todas estas personas eran de muchas maneras iguales tal como nosotros somos hoy, y estos ejemplos se relatan con el fin de educarnos. Nosotros pasamos por el mismo tipo de entrenamiento que la Biblia describe.

Así a través del sufrimiento, nosotros aprendemos sobre Su provisión. De la condenación, nosotros aprendemos sobre lo que es misericordia y amor. A través de la esclavitud y encarcelamiento, nosotros aprendemos sobre el jubileo del perdón absoluto. Entonces en un momento determinado Dios nos saca del desierto y nos pone de nuevo en el mundo o con aquéllos que permanecen en la casa de Saúl para que nosotros pudiéramos ministrar a aquéllos que todavía se aferran a sus becerros dorados de idolatría del corazón.

Así si usted se ha alejado fuera de la Iglesia, no se sorprenda si algún día Dios lo lleva de regreso a la Iglesia. Usted tiene que volver algún día cuando usted pueda ser de ayuda a ellos y comparta la verdad en amor cuando Dios da la oportunidad.

Si usted se encuentra echado fuera de la iglesia de nuevo, puede ser que ellos todavía no están listos para oír la palabra que usted ha sido llamado para compartir. Pero, entonces, a lo mejor usted todavía no esté totalmente equipado para ministrar a ellos. Es fácil de culpar a la Iglesia de su inmadurez y su ceguedad. Es fácil de condenarlos por no ver todo las verdades doctrinales que Dios ha mostrado a nosotros. Pero nosotros debemos reconocer que los cristianos en los sistemas de denominaciones de la Iglesia están precisamente donde Dios los ha puesto. Si ellos no estuvieran allí, usted no tendría un ministerio. Si ellos estuvieran esperando ávidamente por la verdad que usted tenía para ellos, ellos no pondrían todo lo que usted había aprendido a la prueba.

El hecho es que usted los necesita a ellos tanto como ellos lo necesitan a Ud. Ellos pu eden necesitar la Palabra que usted tiene para ellos, pero usted los necesita como su barómetro para saber si usted realmente ha aprendido a hablar la verdad en amor. Hay posibilidades que ellos no podrán oír ninguna verdad que usted tenga para ellos a menos que haya sido hecha entendible por el amor de Cristo en usted y por el poder de Su Espíritu. Mientras más usted sea como Cristo, lo mayor será su habilidad de cambiar las vidas de hombres para mejor. Y esto, después de todo, es lo que es.