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Capítulo 3: Lago de Fuego, o el Mar de Fundición

En nuestro capítulo anterior, establecimos el hecho que el fuego de Dios describe Su naturaleza Divina, y la Ley (palabra) es la que la expresa. Isaías 26:9 nos enseña el propósito de los juicios de Dios (dictámenes por el pecado), que tenía el objetivo de acercar, a todos los habitantes del mundo, a una posición en la cual pudieran entender la justicia. Hemos visto, que es el fuego de Dios el que nos purifica, puesto que Dios es el refinador del oro y la plata (Malaquías 3:2-3)

La justicia nunca está satisfecha, hasta que se haya pagado una restitución en su totalidad a todas las víctimas de la injusticia. Es increíble como nuestras cortes civiles casi nunca recompensan a sus víctimas. Pero estas cortes civiles representan en realidad la voluntad del pueblo. Si la iglesia no hubiera abandonado mucho tiempo atrás el verdadero sistema judicial proveído por Dios, tampoco las cortes civiles lo hubieran hecho. Las leyes y gobierno de una nación simplemente reflejan los puntos de vista religiosos de sus ciudadanos, excepto en los casos en donde una nación a invadido y ocupado a otra nación.

En el caso del sistema judicial, ¿Cómo podemos esperar que nuestros jueces establezcan justicia en las cortes, prescribiendo juicios que no son ni muy suaves ni muy duros, cuando la iglesia misma impone un castigo infinito y horrendo a todos los pecadores, sin tomar en cuenta la naturaleza de su crimen? Las cortes solamente reflejan los valores del pueblo.

¿Qué es peor, sentenciar a un hombre a cinco años de cárcel por robo, o sentenciarlo a una sala o cámara de torturas por la eternidad? Los jueces civiles de hoy en día, reconocen que el juicio debe de variar de acuerdo la severidad del crimen cometido. Aún así, una gran parte de la iglesia ha sido influenciada por la lógica Romana de que el propósito del castigo es simplemente para impedir el crimen, en lugar de restaurar la justicia. Con esta mentalidad, es muy lógico que si los castigos son un poco severos, se podrá mantener el orden y la ley, así el pueblo será obediente y sumiso.

Si ellos fueran estudiosos de la Ley Divina, entenderían que el propósito de los juicios de Dios es restaurar el orden correcto de las cosas, restituyendo la propiedad pérdida a la víctima, a la misma vez restaurando el pecador a la gracia y al perdón.

El Juicio del Trono Blanco

En el libro de Apocalipsis 20:11 -15, se encuentra una descripción del Gran Juicio del Trono Blanco. Juan dice así,

11 Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de cuya presencia huyeron la tierra y el cielo, y no se halló lugar para ellos. 12 Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono, y los libros fueron abiertos; y otro libro fue abierto, que es el libro de la vida, y los muertos fueron juzgados por lo que estaba escrito en los libros, según sus obras. 13 Y el mar entregó los muertos que estaban en él, y la Muerte y el Hades entregaron a los muertos que estaban en ellos; y fueron juzgados, cada uno según sus obras.

Observemos que todos estos hombres fueron juzgados de acuerdo con el mérito de sus obras. Nosotros somos salvos por la gracia aparte de nuestras obras, pero cuando tiene que ver con el juicio, aquellos que no han sido justificados por la sangre de Jesucristo son juzgados de acuerdo a sus obras. Dios no aglomera a todos juntos como comúnmente se cree, para recibir el mismo castigo. A medida que procedamos entenderemos este punto. Juan continua diciendo en los versículos 14-15:

14 Y la Muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda: el lago de fuego. 15 Y el que no se encontraba inscrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego.

A primera vista, parece dar a entender que todos reciben el mismo juicio o castigo. Pero si esto fuera así, ¿Cómo podrían ser juzgados de acuerdo a sus sobras? El lago de fuego es un cuadro general del proceso de juicio, no un juicio específico de él mismo. El lago de fuego es la ley ardiente y feroz, y la ley consiste en diferentes tipos de fallos, de acuerdo con el crimen cometido.

Esto está muy claro de acuerdo con la imagen de Daniel, de este mismo juicio del Trono Blanco, en Daniel 7:9-10

9 Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó el Anciano de Días. Su vestidura era blanca como la nieve, y el cabello de su cabeza como lana pura, Su trono, llamas de fuego, y sus ruedas, fuego abrasador. 10 Un río de fuego corría, saliendo de delante de Él. Miles de millares le servían, y miríadas de miríadas estaban en pie delante de Él. El juez se sentó, y se abrieron los libros.

Lo que designó Juan en el libro del Apocalipsis como el lago de fuego, Daniel lo describe "un río de fuego". El Trono de Dios, es descrito como un fuego, el cual fluye como un río sobre las personas que están delante de él. ¡Muy pocos hoy en día describirían El lago de fuego como lo hizo Daniel!

El significado es muy claro. El río, o el lago de fuego es La justicia de Dios siendo administrada a los pecadores. ¿Cuál es la naturaleza de esa justicia? Como siempre, es definida por la ley de Dios, porque todo pecado es juzgado por la ley.

Un trono, es un símbolo universal de la ley por medio de la cual gobiernan Reyes, o Jueces. De esta forma, la "ley de fuego" en Deuteronomio 33:2 es descrita por la visión en Daniel 7: 9 como un trono de fuego.

¿Es el Fuego Literal o Espiritual?

La mayoría de personas coinciden en que el lago de fuego es verdaderamente el juicio de Dios sobre los pecadores. La diferencia se encuentra en definir la naturaleza de ese juicio, que es, la manera específica en que opera en la práctica. ¿Es el fuego literal? ¿Es el fuego espiritual? Creemos que no es literal; ciertamente es de una naturaleza espiritual, porque la ley es espiritual (Romanos 7:14.)

Todas nuestras interpretaciones erróneas del lago de fuego serían fácilmente resueltas al estudiar la ley de Dios. Después de todo, este es el factor más relevante para esta clase de juicio. Pablo dice en Romanos 6:23, " porque la paga del pecado es la muerte ". Ezequiel 18:20 confirma esto: "la persona (alma) que pecare morirá".

Cualquier persona que estudie la ley Divina verá que el castigo más horrendo que pueda ser dado a un hombre es la muerte. De hecho, cuando un hombre era culpable de múltiple asesinato, el castigo máximo era la muerte. No existe un pecado que merezca que el pecador sea atado a una estaca y quemado, mucho menos ser quemado en una cámara de torturas por la eternidad.

Existieron algunos casos en donde el cuerpo muerto del transgresor en vez de ser sepultado debía ser quemado y echo cenizas (Josué 7:25; Levítico 21:9.) En la escritura, está era la forma más deshonrosa de morir. En los tiempos del Nuevo Testamento, los cuerpos de criminales como ésos, eran lanzados al valle de Hinom, que era el basurero de la ciudad de Jerusalén. Allí la basura estaba quemándose constantemente, así como muchos basureros modernos de hoy en día. En el idioma Griego, a este valle se le llamaba,"Gehenna", y Jesús lo usó como un aviso en Marcos 9:42-50.

Note que estos gusanos no eran inmortales o aprueba de fuego. El basurero de la ciudad estaba ardiendo todo el tiempo, y aquellos lugares a donde no había llegado el fuego, estaban infestados de gusanos, o larva de mosca, listos para consumir la basura. Pero no existe ningún registro que indiqué que alguna persona hubiera sido lanzada a éste gehenna como un medio de tortura, excepto en tiempos pasados, en donde los Cananeos hacían morir a sus hijos lanzándolos al fuego como ofrenda al dios Moloc. Jeremías habla de esto en el capítulo 32:35.

Esta práctica impía, que se llevaba a cabo en el valle de Ben-hinom (hijo de Hinom o Gehenna en el Griego) era el resultado directo de su filosofía religiosa y presunción del fuego del mundo del más allá o infierno, una enseñanza desarrollada en alto grado en Egipto, Babilonia, y Canaán. La descripción de la Biblia Hebrea con relación al estado de los muertos es un contraste profundo, y las pocas veces que habla del fuego es en una forma obviamente simbólica.

Cuando Jesús habló acerca del gehena, estaba simplemente citando Isaías 66:24, en donde los profetas hablan de la batalla final al fin de la era. Él concluye con esta descripción, la cual Jesús compara con el gehenna:

Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se revelaron contra mí; porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará, y serán abominables a todo hombre.

Esto es muy difícil que sea una descripción del castigo en una cámara de tortura eterna. Más que todo es una escena terrenal, la clase de escena que podemos esperar sobrevenga después de una guerra desastrosa. Por el otro lado, es verdaderamente representativa del lago de fuego, como veremos más adelante. Aun así, no existe ninguna indicación en este versículo o cita de Jesús, que enseñe que el hombre será torturado eternamente en el gehenna. La tortura no era un correcto juicio bíblico.

Aunque existen paralelos entre el gehena (el basurero de la ciudad) y el lago de fuego, el valle de Ben-hinom, o gehenna, no tenían nada parecido a un lago. Este paralelo fue usado por Jesús para describir dos cosas con relación a lago de fuego: (1) la gente iba a estar fuera de la Nueva Jerusalén; y (2) sería un lugar de vergüenza. A parte de esto, el tema termina allí, y solamente surge después a la superficie bajo un nombre diferente y con otra clase de simbolismo.

Juan no le llamó gehenna, porque el propósito del gehenna literal no describe adecuadamente el fuego que fluye del trono de Dios, ni tenia el gehena una parte del simbolismo del templo, que fue el tema primordial de Juan a través del libro de Apocalipsis

La Fuente de Bronce o el Mar de Fundición

Debemos recordar que el libro de Apocalipsis fue escrito por un Hebreo. Juan, no interpreta el Antiguo Testamento de una perspectiva Griega o Egipcia. Su enfoque estaba en las cosas celestiales, particularmente el templo verdadero en el cielo. El simbolismo religioso del templo terrestre, era solamente representativo de la realidad celestial y debe de ser visto de esta forma. Juan contempla toda la historia como un cumplimiento profético llevado a cabo en las ceremonias y en los utensilios del templo.

En vista de nuestro tema presente, debemos estudiar la fuente de bronce, el lugar del lavamiento y purificación de los sacerdotes, en el tiempo que se lavaban (bautismo), los utensilios, y los sacrificios. Este “bautismo de agua” observado en los días de Moisés, era en sí mismo una manifestación terrenal del bautismo celestial, el bautismo de fuego.

Así, Juan se refiere a la fuente de bronce del templo y le llama el lago de fuego. En esencia, como veremos, el cuadro es con la intención de demostrar El Fuego del Refinador, completo con la mezcla de minerales e impurezas, a medida que el Refinador comienza su obra.

El libro de Apocalipsis fue escrito desde la perspectiva de un sacerdote quien era familiar con todos los ritos y ceremonias que se llevaban a cabo en el Templo de Jerusalén antes de su destrucción en el año 70 d. C. Aparentemente, por lo escrito, Juan había sido anteriormente un sacerdote en Jerusalén. De esto tenemos evidencia por una carta de Policrato, (más tarde obispo de Efesios, en donde asimismo Juan ministró.) Su carta fue preservada por Eusebio, obispo de Cesarea.

“Porque grandes luminarias duermen en Asia, y ellas se levantarán de nuevo en el ultimo día del advenimiento de nuestro Señor... entre ellos está también Juan, quien se recostó, en el pecho de nuestro Señor, quien fue un sacerdote que usó la mitra, un mártir y maestro, y ahora duerme en Éfeso”. (Ecc.Hist., III, xxxi)

Una anotación explica que la palabra aquí asignada mitra es petalon, que es usada en la versión Septuaginta como la diadema del Sumo Sacerdote, pero su significado nunca ha sido descubierto. Por alguna extraña razón, Eusebio, una vez más cita a Policrato en Vol. V, Capitulo13, en donde usa él termino “El pectoral”, en vez de mitra. Está claro, que los escritos de Juan fueron desde un punto de vista sacerdotal, y es muy probable que él hubiere sido visto como un”sumo sacerdote” en la iglesia de Efesios.

En ambos, el Tabernáculo de Moisés y el templo de Salomón usaron el agua en sus fuentes, en lugar del oro fundido. Aunque el agua era para representar el oro fundido. El oro es la naturaleza divina, de esta forma la fuente misma, era representativa del proceso refinador de Dios. En nuestro estado carnal presente, no podemos sobrevivir un bautismo de fuego de oro fundido, por eso el agua vino a ser el sustituto y tipo del verdadero bautismo de fuego.

En los días del templo de Salomón, la fuente de bronce se llamaba “El Mar de Fundición” (1 Reyes 7:23.) Cuando el oro es refinado a un estado de pureza máximo, el oro fundido es claro como el cristal. Si Salomón hubiese llenado la fuente de bronce con oro puro y lo hubiese fundido, se hubiera visto como “un mar de cristal ” (Apocalipsis 4:6.)

En Apocalipsis 15:2 Juan lo describe como “ un mar de cristal mezclado con fuego”.

Lo que Juan vio en el cielo era la fuente, el lago de fuego, demostrado en el Tabernáculo y en el Templo de Salomón. Se usaba la fuente para lavar (bautizar) para poder ser ceremonialmente limpiado, o purificado. El propósito de la ley era enseñar a los habitantes del mundo, la justicia. El propósito del fuego es purificar. De esta forma nuestra imaginación debe ser amplía, y considerar ambos, la fuente de bronce y el lago de fuego, cuyos propósitos son una purificación divina, en vez de ser un lugar en donde son torturados los hombres por toda la eternidad.

El lago de fuego en las escrituras es representado como el último lugar en donde el Gran Refinador, purifica los corazones de los hombres preparándolos para morar en la presencia divina en perfecta comunión con Dios. Este es el verdadero propósito de la fuente. En el presente, solamente los verdaderos sacerdotes de Dios y de Cristo (Apocalipsis 20:6), son los Cristianos de esta edad presente, los que tienen acceso a esa gran fuente. Así como el sacerdocio Levítico del Antiguo Testamento se purifico diariamente en la fuente, en la misma forma nosotros somos bautizados, significando qué Dios ha purificado nuestros corazones. En esa Edad final, el lago de fuego será aplicado universalmente a todos aquellos que estén en necesidad de purificación.

Fuego y Azufre

Hay quienes argumentan que el fuego debe de ser un lugar de una tormento literal, porque en muchos casos está asociado con el "azufre". Apocalipsis 21:8

8 Pero los cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, inmorales, hechiceros, idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.

¿Prueba esto que el azufre es un fuego literal cuyo objetivo es atormentar a los hombres? En realidad, lo opuesto es verdad. El azufre es sulfuro, como lo puede ver en cualquier concordancia. La palabra griega en el original sulfuro, o "azufre", es theion. Su raíz es theo, que es la misma palabra usualmente traducida con el significado de la palabra "Dios". (Nota: Teología es el estudio de Dios.)

Sulfuro, o theion, era considerado para los antiguos Griegos como sagrado. Y era usado con el propósito de consagrar para un servicio divino, para purificar, y para limpiar. Ellos lo usaron en sus ritos religiosos para purificar sus templos. También lo frotaban en sus cuerpos como señal de consagración a Dios. En su forma verbal la palabra theou significa "dedicar a Dios, hacer algo divino, santificación".

De esta forma, para el lector Griego, un lago de fuego y azufre (sulfuro) significaba un lago de purificación divina o consagración a Dios. Por consiguiente, en el poema épico griego y clásico de Virgilio, La Eneida, (741-742, 745-747) leemos:

"por lo tanto nosotros, las almas, somos entrenados con castigo

Y pagamos con sufrimientos por fechorías pasadas-

Algunas están colgadas, destituidas a los vientos;

La Mancha del pecado es limpiada para algunos de nosotros

En medio de un vórtice o un gran remolino, o con fuego

Quemado dentro de nosotros- cada uno de nosotros sufrimos

El mundo después merecido".

Este "fuego y sulfuro", aplicado simbólicamente por los más eruditos o por los más altos jerarcas de la religión, fue aplicado literalmente por los iletrados. Los sacerdotes en su mayoría permitieron esto, por seguro, porque también creían que el temor al fuego era un buen motivador religioso.

La Primitiva Iglesia Cristiana de los primeros siglos después de Cristo, conocía esto. Esto fue enseñado por sus escritos. Desgraciadamente, algunos creyeron también en "La doctrina Reservada". Esto es, que iban a retener algunas enseñanzas hasta que los principiantes o novicios pudieran crecer hasta ser cristianos maduros. Ellos hicieron esto específicamente con la enseñanza del lago de fuego, permitiéndole a los novicios tomar las palabras literalmente, no espiritualmente, para que de esta forma fueran mejor motivados a buscar a Cristo.

En cuánto contribuyó, esto exactamente al origen y a la propagación de la enseñanza del infierno es difícil decir, pero ciertamente fue un gran factor. Ellos pudieron haber justificado ésta práctica, pero con nuestra visión moderna de 20/20 puede verse el resultado, y cómo esto guió a la iglesia en los años siguientes.

La Enseñanza del Fuego en la Iglesia Primitiva

El punto de vista esencial que presentaremos aquí fue adoptado por la mayoría de la Primitiva Iglesia Cristiana. Para apoyar lo dicho, trataremos de presentar al lector algunos ejemplos de los más influyentes líderes Cristianos de los primeras siglos. Nuestro propósito es hacerle ver que nuestro punto de vista no es divergente o está fuera de línea con la mayoría de los Padres de la Iglesia Primitiva.

1. Clemente de Alejandría (150-213 d. C.)

Su nombre completo en el latín fue Titus Flavious Clemens y estaba relacionado de alguna forma a los Emperadores Romanos, aunque no se sabe de qué manera. Él nació en Atenas y más tarde se movió a Alejandría, el centro de la cultura y religión Griega. Como era ampliamente educado, comenzó allí una escuela bíblica cristiana, con el propósito de poder presentar a Cristo a ese mundo Griego. También escribió un libro llamado Misceláneas, "era la obra y el propósito de Clemente hacer un resumen del conocimiento cristiano de su tiempo" (Donald Attwater, Los Santos del Oriente, p.37)

Como hemos visto en el capítulo dos, Clemente profesó que el fuego era un instrumento de Dios que nos guiaba a la conversión. Él consideró que la idea Griega del fuego era más bíblica que el punto de vista de los Egipcios, el cual es descrito por un escritor, de esta manera:

"El infierno egipcio era muy impresionante y grandemente refinado... La Prisión y el encierro tuvieron un papel muy importante. Las torturas eran sangrientas, y el castigo por medio del fuego era muy frecuente y horrendo... Cuando tuvo que ver con la topografía o la descripción del infierno, la imaginación de los Egipcios no tenía límite... Estados intermedios o fases en el proceso de purificación del otro mundo no existió". (Jacques de Goff, El Nacimiento del Purgatorio, pp. 19,20)

Al otro lado de esto existía el punto de vista Griego Platónico que tenía una increíble semejanza con el punto de vista Hebreo. El escritor arriba mencionado le atribuye a Platón el punto de vista de Clemente en cuanto a la purificación, quien lo obtuvo por medio de Virgilio y de otros primitivos poetas Griegos. Sin embargo, el concepto del fuego como un agente purgante y legítimo para el pecado, en vez de un medio de tortura, está muy bien establecido en el Antiguo Testamento como también en el Nuevo. Jacques de Goff continua y dice en la pagina 53,

"Clemente y Orígenes adquirieron del Antiguo Testamento el concepto del fuego como un instrumento divino, y del Nuevo Testamento la idea del Bautismo de fuego (de los evangelios) y la idea del juicio del Purgatorio después de la muerte (de Pablo)".

En las propias palabras de Clemente, él dice claramente:

"Dios no ejecuta venganza, porque la venganza es retornar mal por mal, y Dios solamente castiga con un ojo a lo bueno". (Stromata, 7, 26)

Clemente estuvo a la cabeza de la escuela Cristiana de Teología en Alejandría desde 190-203 d. C. y tuvo que huir, temiendo por su vida, durante la persecución de Servero en el año 203 d. C., y permaneció el resto de sus años enseñando en Antioquia y en Palestina. De esta forma, su más brillante estudiante en Alejandría, ocupó su lugar como director de la escuela. Su nombre fue Orígenes.

2. Orígenes de Alejandría (180-253 d. C.)

Como su predecesor, Orígenes no era el obispo de la ciudad, aún así, fue el cristiano que tuvo una influencia profunda en el siglo siguiente. Fue el primero en escribir un comentario sistemático y teológico de toda la Biblia. Se esforzó grandemente por aprender Hebreo, no solamente para discutir en una forma mejor entre los judíos, el tema de la cristiandad, sino que también para poder corregir algunos de los errores de traducción de la versión Griega La Septuaginta.

Allá por el año 230 d. C. él visitó Antioquia, Cesarea, y Jerusalén, aunque era solamente un presbítero (ni aún sacerdote), se le pidió que hablase desde el púlpito. Lo cual él aceptó. Cuando Demetrio, el obispo de Alejandría, oyó esto, su corazón se llenó de ira y rabia, demandando que suspendiera inmediatamente y que retornara a Alejandría. Orígenes, retornó humildemente, y este incidente fue olvidado.

Unos años más tarde, Orígenes viajó de nuevo y en esta ocasión se le ofreció, ser ordenado sacerdote para que pudiera, así, enseñar desde el púlpito. Lo cual él aceptó. Cuando llegó a los oídos de Demetrio, nuevamente su corazón se lleno de odio y envidia. Orígenes fue excomulgado y excluido de Alejandría bajo la acusación de que se había castrado en su juventud. Por lo cual no se le permitió predicar desde el púlpito. (Orígenes en su celo de juventud asimiló las palabras de Jesús en Mateo 19:12 de una forma completamente literal, de lo cual se arrepintió un poco después.) Demetrio, para apoyar su caso, citó Deuteronomio 23:1, aunque por veinte años antes de que esto sucediera no había tocado este tema. Aun así el obispo de Roma en ese entonces, estuvo de acuerdo con el veredicto, a pesar de que las otras iglesias, Palestinas o Griegas, se opusieron. Rápidamente este incidente perdió su vigor y ésta controversia fue olvidada por otros 150 años.

Así, Orígenes permaneció los últimos veinte años de su vida en Palestina, donde un opulento defensor suyo contrató a seis secretarias para que le asistieran en la labor de escribir sus libros. Sus escritos fueron los de más influencia en todo el mundo Griego, aunque era relativamente desconocido en el Occidente Latino. En su libro, Contra Celsus IV, 13 Orígenes continúa la enseñanza de Clemente cuando escribe:

"Las sagradas escrituras, nombran a nuestro Dios verdaderamente "un fuego consumidor" (Hebreos 12:29), y dice que "ríos de fuego salen de Su rostro: (Daniel 7:10) y que "Él vendrá como un fuego refinador para purificar al pueblo" (Malaquías 3:2-3.) Por lo tanto, Dios es un fuego consumidor, ¿Qué es lo que a de ser consumido por Él? Decimos que es la maldad, y de dónde ésta procede, que es llamado figurativamente "madera, heno y hojarasca" (1 Corintios 3:12-15) que denotan los hechos malos de un hombre. Nuestro Dios es un fuego consumidor en este sentido; y él vendrá como un fuego refinador para purificar la naturaleza razonable de la mezcla de maldad y de otros materiales impuros que han adulterado el oro y la plata intelectual; Consumiendo todo el mal que se encuentra mezclado toda el alma".

Hemos tratado el tema del juicio del Gran Trono blanco. En su libro de On Prayer XXIX, 15 Orígenes escribe lo siguiente:

" Ellos son purgados o purificados por el " fuego sabio" o sometidos a que paguen en prisión hasta la última deuda por insignificante que sea... limpiándolos de los males cometidos en sus caminos equivocados... así son liberados de toda la suciedad y sangre con las cuales se han ensuciado y han caído en el engaño, de tal forma que no pueden aún pensar en como ser salvos de su propia perdición..."

Las enseñanzas de Clemente y de Orígenes no eran raras. El punto de vista básico de la restauración de los pecadores por el fuego Divino fue por muchos siglos la opinión de la mayoría de las Iglesias Cristianas del habla Griega. Desgraciadamente, muchas de las Iglesias Latinas del Occidente no pudieron leer las escrituras en el Griego original, y solamente tuvieron una versión inferior del Viejo Latín, el cual fue eventualmente traducido de nuevo por Jerónimo, como La Vulgata (La Biblia completa, traducida al latín en Belén. Completada cerca del año 400 d. C. Por mil años fue la Biblia usada por la Iglesia Católica Romana.) De esta forma, el occidente latino no fue el que promovió el paso teológico para la iglesia hasta el tiempo de Agustín en el año 400 d. C.

3. Gregorio de Nacianzo (329-389 d. C.)

San Gregorio fue perfectamente educado en Alejandría y en Atenas. Después de haber sido llamado al ministerio, fue a Ponto, en compañía de San Basilio. En donde los dos, acumularon una colección de los escritos de Orígenes, llamados Philokalia, o "Amor de la Belleza". Gregorio, era un hombre extraordinario, un estudiante perpetuo, la clase de persona que pasa toda la vida estudiando, sin el menor deseo de buscar fama para sí mismo. Sin embargo, la gente no iba a permitir esto. En el año 361 Gregorio fue tomado forzadamente por la gente y motivado para que llegara a ser ordenado sacerdote.

Luego fungió como pastor en una iglesia en Sasima, una villa de Capadocia. Por algunos meses, Gregorio, fue también obispo de Constantinopla, en donde se dice que hizo más labor en unos pocos meses, que en veinte años en Cesarea. Gregorio fue uno de los cuatro Doctores Orientales de la Iglesia. Aparte de eso, de acuerdo a Robert Payne:

"De entre todos los padres de la iglesia, él fue el único a quien se le otorgó después de su muerte él tituló de "Teólogo", el cual en ese tiempo, estaba reservado para un apóstol - Juan de Patmos". (Los Padres de la Iglesia Oriental, p.179)

Yo incluí estas credenciales o referencias para enseñar, que éste, no era un pastor insignificante, con estilo personal. Tampoco era ambicioso, dirigente ego centrista, como muchos en su día. Gregorio de Nacianzo, fue, uno de los más prominentes líderes Cristianos de sus días; y muy amado por el fruto del Espíritu, el cual demostró diariamente y consistentemente. Este hombre, de pelo colorado de Capadocia tenía un gran sentido del humor, y fue el único conocido, que tuvo el valor de reírse de su amigo Basil, quien era muy estricto, rígido y agrio; el padre del Monastesismo Oriental. Gregorio escribió esto acerca del lago de fuego:

"Estos (apostatas), si ellos desean, pueden seguir nuestro camino, que es en verdad el de Cristo; pero si no, déjelos que sigan su propio camino. Pueda ser que en otro lugar sean ellos en verdad bautizados con fuego, el último bautismo, que no es solamente muy doloroso, sino también perdurable; que carcome, como si fuera heno, todo material contaminado, y consume toda vanidad y vicio". (Orat.XXXIX, 19)

Por eso le llama al lago de fuego, un "bautismo" cuyo propósito es el de "consumir toda vanidad y maldad". Dice Él, que es "muy doloroso", pero yo también puedo decir, de vez en cuando, que el bautismo de la Fuente de Bronce es doloroso. Pero me someto a él, porque yo sé que es el método que Dios usa para la purificación.

4. Gregorio de Nisa (335-394 d. C.)

San Basilio, el amigo querido de Gregorio de Nacianzo, tuvo un hermano más joven llamado también Gregorio. Éste era obispo de Nisa en Capadocia. Robert Payne escribe de él:

“El Emperador Teodosio lo ha reconocido como la suprema autoridad en todos los asuntos de la teología ortodoxa (pureza de doctrina), y... Fue tratado con un respeto extraordinario”. (Robert Payne,Los Padres de la Iglesia Oriental, p. 164)

Nuevamente, el mismo historiador dice lo siguiente:

“De los tres padres Capadocios Gregorio de Nisa es el más cercano a nosotros, el de menos orgullo, el más astuto y sutil, y más dedicado a la magnificencia del hombre. Extraño, simple, feliz, infeliz, inteligente. Un hombre atormentado por Dios era poseído por los Ángeles... Él usó todos los recursos de la filosofía Griega para que le ayudaran en su acometido... En la Cristiandad Oriental su Gran Catecismo sigue después de la obra de Orígenes, Primeros Principios. Estas fueron, las dos obras espléndidas, asombrosamente lúcidas, concluyentes... Atanasio era el martillo, Basilio, el firme comandante, Gregorio de Nacianzo el cantor atormentado, y a Gregorio de Nisa le toca ser el hombre encantado con Cristo. Cuatrocientos años después de su muerte, en el Séptimo Concilio General que se llevo a cabo en el año 787 d. C., los designados y reunidos magistrados de la Iglesia le otorgaron un título que excedió, ante los ojos de la asamblea, todos los demás títulos otorgados a los hombres, fue nombrado: “Padre de Padres”.

(Ibid., pp, 169)

¡Esto fue algo irónico y a la vez algo contradictorio en la historia, porque el mismo concilio había proferido anteriormente una maldición sobre todos aquellos que tuvieran la osadía de enseñar que el fuego de Dios era purificador, antes que un tormento para los hombres por una eternidad! Algunos pueden pensar que posiblemente Gregorio no marchaba en línea con la Cristiandad conservadora al creer y enseñar la Restauración de Toda la humanidad, la Nueva Enciclopedia de Funk & Wagnall dice de él:

“La posición religiosa de Gregorio era estrictamente ortodoxa”. (La cristiandad conservadora en su tiempo.)

Fue llamado “ el baluarte de la iglesia contra la herejía ”, participó en el Concilio de Nisa y en muchos otros Concilios de Iglesia. En su libro De Anima et Resurrectione, escribió esto con respecto a la naturaleza de la segunda muerte:

“Aquellos que viven en carne, deberían, por una conversión virtuosa, liberarse ellos mismos de los deseos de la carne, no sea que después de la muerte, necesiten de nuevo otra muerte que limpie lo que queda de una maldad de la carne que todavía esta apegada a ellos”.

En otro libro, Orat. En 1 Corintios 15:28, escribió así:

“Cuando todo el metal de maldad que se ha mezclado en las cosas que son, hubiere sido separado por una acción refinadora del fuego purificador, todo aquello que fue creado por Dios, vendrá a ser como era al principio, cuando aún no existía el mal... este es el fundamento de nuestra esperanza. Que no quedará nada que sea contrario a lo bueno, y que la Vida Divina, penetrando todas las cosas, destruirá totalmente a la Muerte de entre las cosas que son; Habiendo sido destruido delante de Él el pecado, por el medio del cual, se ha dicho, poseía la muerte el dominio sobre los hombres”.

Estos son unos pocos escritos de algunos líderes de la Iglesia primitiva. Esto es notorio entre los que han estudiado los escritos de la Iglesia, y éste era el punto de vista de la mayoría de ellos. Prácticamente, era el único punto de vista en los primeros siglos después de Cristo y los Apóstoles. La Iglesia primitiva tuvo diversas disputas doctrinales, pero nunca se discutió este tema. En verdad, fue enseñado, por la mayoría de los teólogos de ese entonces en las iglesias que habían sido fundadas por el Apóstol Pablo.

Seis Escuelas de Instrucción Cristiana

Había seis escuelas teológicas cristianas que se conoce existieron en los primeros siglos. La primera se encontraba en Alejandría, donde Clemente, Orígenes, y otros enseñaron claramente que los pecadores serían purgados por el lago de fuego. La escuela teológica en Cesarea, en Palestina, era la próxima. Los escritos de Orígenes y Clemente eran tenidos allí en gran estima, y Orígenes, residió allí durante sus años más productivos.

La Escuela de Antioquia, tenía los pies más firmemente plantados en la tierra, y disputó con Orígenes tocante a su método alegórico de interpretación, pero se hallaban de acuerdo completamente en cuanto al concepto del "lago de fuego". De igual manera con la escuela fundada en Edessa en el siglo quinto.

Solamente la escuela Latina (cuya base estaba en Cartagena, e incluía Roma) enseñó la doctrina del castigo eterno; Agustín, el "campeón" del tormento eterno, escribió que habían:

"... verdaderamente MUCHOS (Quienes)... no creían que cosas semejantes fueran realidad. No necesariamente que ellos irían contra de la divina escritura". (Enchiridion,112)

Agustín, fue el más influyente de los padres de la Iglesia Latina. Agustín era un maestro de la retórica, primeramente en Cartago y después en Milán, Italia, donde fue convertido. Luego, después de retirarse de enseñar, residió en el norte de África, donde fue ordenado como sacerdote y más tarde como obispo de la ciudad de Hipona.

Antes de su conversión, en 386 d. C., Agustín, por nueve años perteneció a la secta de los Maniqueos. Esto iba a ser unos años después, un beneficio y a la vez obstáculo. Era una ventaja desde el punto de vista, en que los Maniqueos veían las citas de Pablo favorablemente, en el tema de la predestinación, lo cual coincidía con la filosofía oriental con la cual concordaban. Agustín llegó a ser prácticamente el primer obispo cristiano (que conocemos) aparte del apóstol Pablo, que enseñó la doctrina de la predestinación.

Además, fueron los Maniqueos, quienes crearon en Agustín el concepto del fin de toda las cosas, el propósito de la historia, era una separación final del reino de la Luz del reino de la oscuridad. Fue él quien formuló ésta enseñanzas en forma más completa que todo los antepasados, en su teoría de que eventualmente todo los pecadores serían separados de toda justicia, que ellos existirían eternamente en ese estado de pecado. La gran parte de la iglesia antes de él, particularmente en el Oriente, había enseñado que el mal y la oscuridad dejarían un día de existir, y que Dios sería "todo en todos". (1 Corintios 15:28) Esto lo explicaremos más claramente en los siguientes capítulos.

Los puntos de vista más rigurosos de Agustín, establecían que Dios había predestinado a unos pocos para salvación pero que la mayoría seria atormentada eternamente. Su punto de vista con relación a la predestinación fue después suavizado por la Iglesia Romana, para poder acomodar plenamente el concepto del tormento eterno y a la vez, no ilustrar a Dios de una manera extremada y injusta. Estos son temas que serán discutidos en los siguientes capítulos.

La Secta de los Maniqueos fue fundada alrededor del año 240 d. C. por un hombre de Persia llamado Manes. Su doctrina era una mezcla entre Persa, Dualismo, Budismo y la Cristiandad. De Persia adoptaron el concepto que el bien y el mal, son ambas fuerzas eternas o reinos. Se dijo de ellas, que son iguales, aunque cada una de ellas puede menguar y fluir cuando sea necesario. Al presente la luz y la oscuridad están mezcladas, y la meta de la historia es poder separarlas por medio de una pared. El mal existiría siempre, decían ellos, es eterno y por lo tanto justo y poderoso como el bien.

El obispo Arquelao en 277 d. C. escribió un libro contra los Maniqueos llamado Los Hechos de la Disputa con Manes el Hereje. Él argumentó contra el Maniqueísmo (Por lógica contra Agustín) demostrando que un día todo el mal - incluyendo la muerte - dejarían de existir (1 Corintios 15:25-26.)

Tito, obispo de Bostra, escribió también un libro alrededor del año 364 d. C. titulado, Contra Maniqueos. En donde dice él:

" Los castigos de Dios son Santos, reparadores y saludables en su efecto sobre los transgresores; por que son inflictivos, no para preservarlos en su maldad, sino para hacerlos cesar de sus pecados. El abismo... es verdaderamente el lugar de castigo, pero no es eterno. La angustia de sus sufrimientos los motiva a desatarse de sus pecados”.

Los opositores teológicos de Agustín rechazaron sus conceptos por la razón de que había adoptado su teología de los Maniqueos. Algunas de estas acusaciones son correctas, otras no. Está muy claro, sin embargo, que los nueve años que paso como un Maniqueo lo orientó a pensar mas profundamente en áreas que la iglesia no había filosofado antes de ese tiempo. Depende del punto de vista de cada uno, afirmar sí Agustín fue justificado en sus varias creencias. Desde nuestra perspectiva, observamos solamente que la “Ciudad de Dios” termina con la separación del bien y del mal, luz y oscuridad, y que lo uno como lo otro son fuerzas eternamente preservadas a permanecer en sus perspectivos lugares. Agustín, por sí mismo, de seguro, no habría llegado a esta conclusión; en realidad sí, la adquirió de los Maniqueos.

Otro gran teólogo de gran renombre fue Teodoro de Mopsuestia (d. 428.) Él preguntó, ¿“ Quien es el grandísimo necio” que puede pensar que Dios resucitará a los hombres con el solo propósito de después destruirlos para siempre en tormentos? (Fragment IV)

Durante los años oscuros en Europa, cuando la doctrina del tormento eterno era ortodoxa o sea, una verdad establecida; trajo con ella la sombra del juicio – quemando a las personas en la estaca. Se discutió, que de todas maneras, Dios, los echaría al tormento del fuego eterno. Así, forzosamente, la Iglesia, quemándolos, decían, solamente estaba adelantándose un poco, al resultado final.

De todas maneras, una justicia como ésta, tenía simplemente el propósito de infundir temor en el corazón del pueblo, para que de ninguna manera, procedieran, contra la Iglesia – no solo para evitar ser quemados, sino que también se quería evitar ser condenados en el fuego eterno del infierno.

La táctica fue muy efectiva; nadie puede argumentar ese punto. Pero, si se tomaran el tiempo para estudiar la justicia Divina de la Ley Bíblica, pronto vendría a ser muy claro, que un castigo como éste, es solamente de origen pagano y no Bíblico. En cada nación, el pensamiento popular acerca de la justicia Divina siempre a servido como un modelo de la justicia del hombre. En la época de los años oscuros, pensaron que estaban imitando a Dios; en realidad, estaban imitando a los paganos quienes sacrificaban a sus hijos quemándolos en ofrenda a Moloc en el valle de Ben-hinnon.

En el capítulo cuatro presentaremos, argumentos bíblicos para mostrar, que la asignación Griega y Hebrea de “eterno” y ”para siempre”, son simplemente interpretaciones incorrectas proporcionadas por La Vulgata alrededor del año 400 d.C. Después, trataremos de un tema mas positivo, la Gran Restauración de Dios.